Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1075
Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 27 de abril de 1885
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Presidente del Consejo de Ministros
Número y páginas del Diario de Sesiones: 135, 3688-3689
Tema: Elecciones Municipales de Madrid

Por de pronto ya sabe el señor gobernador de Madrid y de todas la autoridades que no pueden recomendar candidatura alguna a ningún elector, sea o no sea empleado, sin incurrir en delito electoral (El Sr. Villaverde pide la palabra), según la doctrina del propio partido conservador y según acaba de decirnos el Sr. Presidente del Consejo de Ministros; porque si S.S., Sr. Villaverde, quiere contradecirme a mí, tenga entendido que va a contradecir al Sr. Presidente del Consejo de Ministros. Ya sé que su señoría va a citar la ley de 1870. (El Sr. Villaverde: La única aplicable). ¡Pero si ahora estamos tratando de doctrinas! (Rumores).

¿En qué quedamos? ¿Es que va a hacer S.S. lo contrario de lo que ha dicho el Sr. Presidente del Consejo de Ministros que debe hacerse? ¿Sí o no? Porque entonces, ya no sólo creo que S.S. va a recomendar las candidaturas ministeriales, sino que cuando tanto empeño tiene en demostrar que con eso no se comete delito, me parece que ya las ha recomendado. (Bien, en las minorías). Podía haber hecho esa cita antes de que hablara el Sr. Presidente del Consejo de Ministros; pero planteada la cuestión en el terreno de los principios, en el terreno que la ha planteado el señor Presiente del Consejo, no le es dado al gobernador de Madrid venir a contradecir esta doctrina, aunque sea para excusar sus actos. [3688]

Pero vamos al Sr. Presidente del Consejo de Ministros, que en su modo de discurrir, unas veces parece que marcha por un camino llano, y otras que camina por senderos ásperos.

Reconoce el Sr. Presidente del Consejo de Ministros que los partidos pueden y deben aspirar al gobierno, y que en ese concepto, sólo en ese concepto puede haber Gobiernos de partido; pero que por lo demás los Gobiernos deben ser Gobiernos del país. Gobiernos de partidos se llaman, porque procuran poner en ejecución los principios y las teorías de las agrupaciones de que salen, y porque para practicar esos principios llaman a los hombres que los sustentan, que al fin y al cabo han de defenderlos y aplicarlos con más entusiasmo, como que son los suyos propios; pero fuera de eso no hay Gobiernos de partido, y mucho menos que en nada en las cuestiones electorales. ¿Es que puede haber Gobierno de partido tratándose de la justicia? ¿Es que se puede imponer? (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros hace signos negativos). ¡Ah! ¿No ha dicho eso? Ya lo sé; por eso voy a demostrar que si no puede haber Gobierno de partido para la justicia, tampoco puede haberlo para las cuestiones electorales, porque la justicia y todo el sistema que nos rige depende de las elecciones, que son la base del régimen representativo.

Yo lo que digo es, que si el Gobierno, cualquiera que sea, no puede hacer nada a favor de sus hombres en cuestiones de justicia, porque sería hacer de la justicia del país la justicia de un partido, tampoco puede hacer nada a favor de sus hombres en la cuestión electoral, porque en definitiva, gestionando a favor de sus amigos en la cuestión electoral, lo hace también en las cuestiones de justicia y en todas las demás; y por consiguiente, el Sr. Ministro de la Gobernación, asistiendo a reuniones electorales, recomendando candidaturas y proclamándolas, no cumple con su deber como Ministro de la Corona, si bien cumple con su deber como ciudadano. Como hombre de partido, mientras ocupe el poder, debe separarse de la lucha inmediata y activa de la política, y dejar a su partido que proclame las candidaturas que al Gobierno le convengan. Otra cosa es pervertir completamente el sistema electoral, y por consiguiente, el sistema representativo. El mismo Sr. Presidente del Consejo de Ministros no ha podido menos de reconocer que en buenos principios, no pueden las autoridades, no pueden los funcionarios públicos recomendar las candidaturas. Pues si no pueden las autoridades, ¿cómo ha de poderlo hacer el Sr. Ministro de la Gobernación? Por esa perturbación del sistema representativo que está proclamando el Gobierno conservador, es por lo que nos han venido tantos males, y los que pueden venir en lo sucesivo.

Quedamos, por consiguiente, en que, siguiendo las teorías del Sr. Presidente del Consejo de Ministros, un Gobierno, aunque ha de salir de un partido, porque en definitiva los partidos son los que gobiernan el país, no puede ser jefe de partido, ni Gobierno de un partido, más que en la práctica, en los ofrecimientos, en la realización, en las soluciones de los principios de ese mismo partido; pero en cuanto al cumplimiento de las leyes, no es más que el Gobierno de la Nación, y más que en ninguna otra cosa, en el sistema electoral, que es la base del sistema representativo; y que con cualquier indicación, cualquier recomendación, cualquier favor que haga el Gobierno a sus amigos en contra de los adversarios, se comete un gravísimo delito, una gravísima falta política y se hace el Gobierno de la Nación cacique de un partido.

Y si convenimos en esto, yo me siento, y espero que el señor gobernador de Madrid no venga a contradecir la teoría del partido conservador, expuesta tan brillantemente, como siempre lo hace, por el señor Presidente del Consejo de Ministros. ¡Tendría que ver el espectáculo! Pero todo es de esperar de la gente que nos gobierna. (Rumores en la mayoría). [3689]



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